TITULO
ORIGINAL: Speed Driver
TITULO
EN ESPAÑA: Vértigo en la pista
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AÑO
DE PRODUCCIÓN: 1980
DIRECTOR:
Stelvio Massi
REPARTO:
Fabio Testi, Senta Berger, Francisco Rabal, Orazio Orlando, Luis Rivera, Manuel
Zarzo, Romano Puppo
SINOPSIS:
Un piloto de carreras ilegales llamado Rudi invierte todo el dinero que gana en
intentar curar la adicción de su hermano a las drogas. Su habilidad llama la
atención de un poderoso narcotraficante, que le convence de que compita para
él, sin que Rudi conozca los vínculos con las drogas de su nuevo patrón. Cuando
lo averigua, el corredor queda atrapado en una situación indeseable. Su hermano
muere asesinado y él clama venganza.
COMENTARIO:
Si en los década de los setenta fue el poliziesco donde más se movió el
cineasta Stelvio Massi, en la siguiente comenzó con dos largometrajes
ambientados en el mundo de los coches, las motos y las carreras. Speed cross y Vértigo en la pista tienen esos puntos en común, además ambas están protagonizadas
por Fabio Testi. En el caso que nos ocupa estamos ante una co-producción entre
España, Italia y Alemania, y en el reparto de ella hay que destacar a la
austriaca Senta Berger, y a dos de nuestros actores más queridos, Francisco
Rabal y Manuel Zarzo.
Lo
mejor de la película son las continuas carreras protagonizadas por Testi, o por
su doble. La cinta contiene muchas imágenes reales de carreras, no obstante en
los títulos de crédito se puede leer lo siguiente: “Agradecemos la colaboración
del EQUIPO ESPAÑOL DE FORMULA 1, y a su piloto EMILIO VILLOTA”.
Aparte
de ellas, tenemos en la trama una historia de drogadicción, tráfico de
estupefacientes, engaños, venganzas, y algún lio amoroso del personaje
interpretado por Testi. Todo ocurre cuando Testi y su socio deciden dar el
salto, y pasar de las carreras clandestinas con las que ya ganan una pasta, a
competir en la Formula 1 con la ayuda de un patrón que usa los coches como
tapadera para traficar con heroína.
El
conjunto no está nada mal, la película resulta de lo más entretenida, con muy
buenos momentos, y aunque se alarga hasta casi 105 minutos de metraje, no se
hace pesada ni insoportable, además viene salpicada con una banda sonora a
cargo de Stelvio Cipriani. Evidentemente no estamos ante una de las grandes
películas sobre este tema, véase Grand Prix (John Frankenheimer, 1966) o Las 24
horas de Le Mans (Lee H. Katzin, 1971), pero si ante un título recomendable
para quien guste de pasar un buen rato sin esperar una obra maestra.
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