TITULO ORIGINAL: Die blutigen Geier von Alaska
TITULO EN ESPAÑA: Los blancos colmillos de Alaska
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AÑO DE PRODUCCIÓN: 1973
DIRECTOR: Harald Reinl
REPARTO: Doug
McClure, Harald Leipnitz, Angelica Ott, Roberto Blanco, Kristina Nel, Klaus Lówitsch,
Ivan Stimac
SINOPSIS: Don Rutland, un duro trampero que vive en Alaska,
se verá envuelto en la caza de unos ladrones de oro, estos se han llevado en su
robo al hijo de su mejor amigo…
COMENTARIO: El protagonista principal es Doug McClure,
nacido en California estamos ante un actor que intervino sobre todo en
productos televisivos, ya sea en distintos capítulos de series o en telefilms
de poco presupuesto. El caso que nos ocupa bien podría ser una realización para
la televisión, ya que estamos ante un producto en el que se nota un bajo
presupuesto, a pesar de las escenas rodadas en la nieve o en bonitos parajes
naturales. En ocasiones me ha recordado a productos hechos para toda la
familia, con un aire a películas como Colmillo blanco (Lucio Fulci, 1973), no
obstante tenemos a niño en peligro y un perro valiente que ayuda al
protagonista a buscar a aquel.
También tenemos luchas a mamporros que me recuerdan más a
las peleas a bofetones y puñetazos que tantas veces interpretaran la pareja Bud
Spencer y Terence Hill en muchos títulos. Pero además tenemos alguna escena
escabrosa como la de los indios torturando al viejo. Así, estamos ante un
producto que se queda a medio camino entre el cine más familiar y el cine no
tan apto para los más pequeños.
La historia se desarrolla entre las nevadas tierras de
Alaska y un típico pueblo del Oeste, en plena época de la fiebre del oro,
tenemos escenas que podrían salir en cualquier película de aventuras y otras
propias de cualquier euro-western, con sheriff, vaqueros, indios, tiroteos y
escenas en el típico “saloon”.
El resultado final con tal mezcla es un producto de lo más
entretenido, una de tantas películas que no llamarían la atención de los fans
del cine actual, destinado a hacernos pasar un rato de lo más agradable a los
que no buscamos mensajes ocultos ni símbolos raros en la historia que nos
cuentan.
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